Ubicada en el valle sur del Cusco, la ruta del Barroco Andino es perfecta para evitar el soroche pasear como aclimatando ni bien llegas. Apostamos por ir en transporte público hasta Urcos, conocido por su legendaria laguna, para luego ir de vuelta hasta Huaro y Andahuaylillas. Habla, ¿vaos?
Como siempre la idea es evitar la usura el apuro de los tours de hoy -que te obligan a ver todo rapidito-, para hacerla a nuestro ritmo, y bastó con averiguar en la oficina de información turística dónde estaba el paradero de buses al que teníamos que dirigirnos (mas abajo detalles, no seas apurao).
Iglesia Santiago Apóstol de Urcos
Así que sin mucho trámite ya estamos embarcados hacia Urcos (3158 msnm, misma altura casi que Cusco), que es capital de Quispicanchi y está a solo 49 km de la ciudad. Aquí encontramos que su templo estaba cerrado -al parecer sufrió un incendio-, pero como nos enteramos en el Blog de Juan Luis Orrego, pudimos apreciar, desde afuerita, su «hermosa portada con tres arcos de medio punto de ladrillo, sostenidos por columnas dóricas». El interior, lo describe, tiene «una sola nave y su altar… presenta una imagen de Cristo crucificado, mientras en sus paredes descubrimos óleos de la Escuela Cusqueña con temas relacionados al culto mariano». ¿Preguntas?
Y aquí no se por qué pestañeamos, pues muy cerca está la pequeña Capilla de la Virgen Purificada de Canincunca, que no visitamos, una capilla «modesta pero de gran riqueza interior» , con sus altares barrocos, pinturas murales de 1685 y su altar principal, dedicado a la Virgen de la Candelaria. Está incluido en el ticket del Barroco Andino que compramos, pero nuestro atolondramiento limeño … (mejor no pongas eso).
El Templo de San Juan Bautista de Huaro
Luego de bordear la laguna, salimos a la carretera -que está ahí cerquita-, y chapamos la cúster que nos llevará a Huaro -vocablo wari que querría decir lugar pedregoso-, distante a solo 3.6 km, o sea que hasta lateando la haces. Pero para evitar la fatiga asegurarnos y no hacernos tarde -recién son las 2 p.m.- y hacerla a las iglesias que nos quedan ver, apuramos el paso. A son de huayno.
El carro te deja ahí nomas de la plaza -la carretera corta el pueblo en dos-, así que sin mas entramos. Y aquí nos enteramos cómo las iglesias fueron un mecanismo de evangelización y control de las masas nativas, que en muchos casos habían sido desarraigadas de sus terruños y llevadas a nuevos lugares, lo que en la Colonia se conoció como reducciones. Huaro fue uno de estos sitios, los despectivamente llamados «pueblos de indios».
Como cuentan en el CD que te entregan al comprar el ticket para la Ruta del Barroco Andino -solo cuesta S/10 si eres peruano-, el templo de Huaro se caracteriza por ser «sencillo y bastante elegante», resaltando su «bella y fina» portada así como la torre del campanario «a manera de espadaña de tres cuerpos con arcos de medio punto».
Nos ilustra Juan Luis Orrego: el templo «es de una sola nave, techo de tijeral y… fue decorado en 1802 por Tadeo Escalante, mestizo de Acomayo». Y aquí nos pide prestar especial atención al cuadro «Infierno con Luzbel», «notable por los suplicios de tales condenados -incluidos obispos y frailes-, por su variedad de demonios, animales monstruosos y castigos especiales a los lujuriosos, ébrios y calumniadores…». Si la descripción les parece alucinante, ver el templo decorado, recargadísimo, de punta a punta, lo es mucho más.
Siguiendo con Juan Luis, «todo es pintura pueblerina pero de hábil pincel muralista… los decorados (suben) por las paredes hasta la techumbre de la iglesia». El artista convierte todo el templo en un gran lienzo, un medio para plasmar los valores católico cristianos que se han de seguir en esta vida para alcanzar la eternidad. A los alucinantes y atiborrados murales convertidos en instrumentos de dominación transmitiendo el nuevo culto, agréguenle los finos altares tallados en madera y una arquitectura ideada para, con un sofisticado manejo de la iluminación, representar el bien y el mal. Salimos persignándonos.
Iglesia de San Pedro Apóstol de Andahuaylillas, la Capilla Sixtina de América
Sin querer queriendo habíamos dejado la cereza del pastel para el final, y es que a solo 5 km. de Huaro -y a 37 km del Cusco- está Andahuaylillas con su iglesia, que es conocida nada menos que como la Capilla Sixtina de América.
Y la verdad que llegar a Andahuaylillas nos hizo sentir una magia especial, porque la cúster te deja como a unas 10 cuadras de la plaza, perfecto para perderse por estas callecillas desiertas, donde sucedieron todos estos sucesos, 400 años ya, y para bajar las revoluciones, también, imaginar lo bien se vive aquí… hoy. Y así pasamos saludando a los vecinos -aquí todos se saludan-, viendo los murales de los chicos del cole, hasta llegar a esta plaza que se abre sorprendente con todos sus árboles como anfitriones y guardianes de su Iglesia.
La iglesia de San Pedro Apóstol está sobre un atrio elevado, donde lo primero que impresiona son sus tres enormes cruces de piedra simbolizando el Calvario de Cristo. La fachada es renacentista, con un balcón desde donde se oficiaban las misas para el pueblo que las escuchaba como en una capilla abierta. Los murales del interior y el exterior fueron encargados al famoso pintor limeño Luis de Riaño en 1618, por el presbítero y maestro Juan Pérez Bocanegra, quien pensó que así sería más fácil hacer entender el evangelio a los nativos.
Siguiendo a Juan Luis Orrego podemos decir que la iglesia posee «una sola nave… y su retablo máximo es barroco y recubierto de oro, de tres cuerpos y tres calles, con imágenes de bulto y ricos lienzos. El sagrario, el tabernáculo y las gradillas son de plata trabajada».
Como verdaderamente describir a detalle los interiores del templo es tarea de especialistas, aquí pueden continuar con la precisa descripción de Juan Luis.
Datos del Barroco Andino
Ubicados en el camino de la ruta minera entre el Cusco y el Altiplano, el que llevaba a la mina de Potosí, la avidez del Virreinato por oro y plata hizo surgir los pueblos de Urcos, Andahuaylillas y Huaro. Y si bien debieron ser tiempos difíciles para los súbditos de lo que fue el llamado Imperio de los Incas, estos mismos lugares se convirtieron en los centros de evangelización de nativos más importantes de la recién formada Colonia, tres pequeños pueblos del sur andino peruano que tienen plasmados en sus paredes lo que está considerado entre los trabajos mas bellos de lo que se conoce en las artes como barroco andino.
Según Wikipedia, el Barroco Andino es un movimiento artístico que apareció en el Virreinato del Perú entre los años de 1680 y 1780, y que abarcó los territorios desde Arequipa hasta el lago Titicaca.
Cómo llegar
Los buses que van de Cusco a Urcos parten frente al Hospital Regional y el pasaje cuesta S/2,50. También puedes chapar taxis compartidos de la Avenida de la Cultura a S/ 6 por persona. Tarda aproximadamente una hora en llegar.
Si estuvieras en auto propio, podrías incluir en el itinerario los complejos arqueológicos de Piquillaccta y Tipon, que están en la ruta.
El ticket para realizar la Ruta del Barroco Andino cuesta solo S/10.
En Cusco el sistema de transporte público es continuo y para todos lados, basta con llegar al paradero y para llegar al paradero solo tienes que preguntar.
En Huaro hay vestigios Wari, como la Cueva de los Sapos. Si están con un poco más de tiempo, pregunten cómo llegar.
Aquí un mapa de la Ruta: